Y, al fín, mi propuesta

Antes de abordar el fondo del asunto debemos hacer un preámbulo:

 

En España, antes de entrar a valorar cualquier política económica hay aspectos que no son solo económicos que deben ser corregidos. Pongamos unos ejemplos, sin ánimo de ser exhaustivos:

1.      Los departamentos con competencias sobre materia económica deberían estar supeditados a un mando único: si bien comercio y turismo dependen del Ministerio de Economía, no ocurre lo mismo con Industria o Agricultura, por ejemplo.

2.      Los puestos de trabajo relacionados con economía deben ser ocupados por profesionales del tema. Así los comerciales de las Embajadas españolas deberían ser profesionales con amplios conocimientos del tema y no meros agentes del CNI que se presentan en sociedad como tales.

3.      En materia económica el Gobierno debería consentir ninguna presión de los poderes fácticos por mucho que éstos les hayan apoyada en su campaña electoral.

 

Y, ahora sí, pasamos  a proponer una alternativa a la actual Política Económica del Gobierno Español:

 

Dividiremos la propuesta en cuatro capítulos que han de ser abordados por separado:

1.      Determinación del tipo de empresas que hay que fomentar.

2.      Financiación de las mismas.

3.      Repercusión de los impuestos, y

4.      Ayudas que el Estado puede ofrecerles.

 

DETERMINAR EL TIPO DE EMPRESAS A FOMENTAR.

No debería ser excesivamente complejo ni llevar mucho tiempo. Es prioritario aumentar nuestro parque empresarial en los siguientes sectores:

A.      Que produzcan aquel tipo de productos que suponen nuestro mayor nivel de importación, porque significa que, claramente, existe un mercado para los mismos. Quizás al principio se tuviera que competir en precio por falta de conocimientos (know-how) pero, como el caso japonés antes o chino ahora, eso se va superando con el tiempo. Tres productos se pueden mencionar a modo de ejemplo: los trenes (TALGO), los aerogeneradores (GAMESA) o la producción de biodiesel (Infinita Renovables). Hay más que el listado del Ministerio de Economía debería ser capaz de obtener en menos de diez minutos.

B.      Que produzcan aquel tipo de productos en los que tenemos una clara superioridad en cuanto a calidad y precio y que sean demandados por los mercados exteriores. En este campo los agregados comerciales de las diferentes embajadas deberían estar facilitando al Ministerio de Economía de forma periódica un listado de las principales importaciones de los países de su responsabilidad y los precios a los que se materializan. Cruzando este listado con el facilitado por el Ministerio de Hacienda y referido a las empresas españolas que fabrican dichos productos se obtiene la relación de empresas a apoyar.

C.      Que produzcan aquel tipo de productos considerados estratégicos: sectores como energía, defensa o alimentación suelen ser así considerados.

D.     Aquellas que produzcan las materias primas o suministros necesarios para todas las anteriores.

 

FINANCIACIÓN DE LAS EMPRESAS

Para aquellas empresas que aparezcan en los anteriores listados más aquellas otras que deseen producir cualquier mercancía recogida en las anteriores definiciones el Estado debe facilitarles una financiación al menos similar a la obtenida en sus respectivos países por las empresas con las que compiten.

La forma de materializar esta financiación ya ha sido utilizada en anteriores ocasiones: por medio del sector público (sea ICO o el Banco de Crédito Comercial o cualquier otro que se nos ocurra). Este organismo público obtiene sus fondos mediante aportaciones “voluntarias” de la Banca comercial por las que se la remunera al tipo oficial del BCE. Al mismo tiempo tanto la tramitación como la asunción del riesgo de la operación será a través de la Banca comercial que percibirá una comisión por su colaboración (de forma meramente aproximativa podemos estimar esta comisión en un 2,5% sobre el nominal de la operación. La banca obtiene otros beneficios a través de la contratación de productos propios por parte de los solicitantes (tarjetas de crédito, seguros de todo tipo, remesas documentarias y créditos documentarios, recaudación de Seguros Sociales, etc.).

 

REPERCUSIÓN DE IMPUESTOS

 

Aunque en España no se consideran estrictamente impuestos, la cotización a la Seguridad Social es algo que perjudica a las empresas españolas en capacidad de competir con las de otros países. Por tanto, las empresas claramente pertenecientes a los sectores anteriormente definidos anteriormente debería ver reducida en un 25% su aportación a la Seguridad Social, que recaudaría más y gastaría menos en protección social gracias al incremento del número de trabajadores.

 

AYUDAS QUE EL ESTADO PUEDE OFRECER A LOS EMPRESARIOS.

 

1.      Como hemos visto anteriormente un posible inconveniente sería la falta de Know-How para afrontar algunos procesos empresariales. Aquí las Universidades en I+D y las escuelas de Formación Profesional en su labor habitual tienen mucho que decir. Deben ponerse las pilas y dedicar todo su potencial de investigación en beneficio de las empresas, dejando de una vez por todas de estudiar cosas tan manidas como las Leyes de Mendel con la mosca de la fruta.

2.      También hemos visto la necesaria transformación de las Embajadas españolas en una verdadera oficina de representación para las empresas nacionales. No solo deberían conocer e informar a las respectivas Cámaras de Comercio de todas y cada una de las posibilidades de establecer negocios en los países de su responsabilidad sino que deberían estar obligadas a recibir, procesar y contestar cualquier información recabada por las Cámaras de Comercio y/o las Cámaras Agrarias.

3.      España tiene una verdadera riqueza con los Polígonos Industriales con los que cuenta. Son una verdadera constelación de empresas. Y debería ser capaz de sacarles mucho más partido de lo que actualmente obtiene. En primer lugar, desterrar los localismos: no todos los Polígonos pueden tener empresas de cualquier sector. Deben especializarse en lo que mejor sepan hacer o en función de los recursos naturales de la zona en la que se encuentran. Así el Gobierno debe procurar dicha especialización fomentando que en cada Polígono se establezcan también aquellas empresas suministradoras de materias primas y de servicios (como limpieza y seguridad, informática, combustible o comunicaciones, p. ej.) que sean necesarias para la especialización deseada. También debe fomentar la instalación en los mismos de Entidades Financieras y Empresas de Seguros.

4.      El Estado debe forzar que el suministro de materias que están bajo su directo control (energía, transporte, etc.) se realice a las empresas en términos claramente competitivos con los mismos suministros recibidos por la competencia en otros países.

5.      El Estado debe cambiar radicalmente el destino de sus inversiones en materia de comunicaciones. En vez de invertir en crear líneas de alta velocidad para pasajeros (que, económicamente hablando, podrían justificarse por el peso del turismo en nuestro país pero que una línea como Madrid-Sevilla o Madrid-Albacete difícilmente puedan ser justificadas con dicho argumento) debe invertir en líneas para el transporte de mercancías que unan los distintos polígonos industriales con sus centros de exportación: fronteras, puertos,  aeropuertos e incluso con los mercados centrales interiores, ya que es mucho más barato el transporte por ferrocarril que el realizado por carretera.

6.      El Estado debe cambiar su política de construcción de autopistas en el mismo sentido. Una autopista que una dos ciudades sin especial relevancia industrial supondrá fomentar el gasto de los ciudadanos debida a la facilidad para practicar turismo mientras que la misma autopista uniendo dos centros industriales fomentará la instalación de empresas. En el primer caso se apoya la industria terciaria (o de servicios) y en el segundo la secundaria (o de transformación). A nadie se le escapa que produce más puestos de trabajo y de más calidad así como más riqueza el segundo de los supuestos.

7.      El Ministerio de Economía debería establecer unos centros de asesoramiento a los empresarios donde, además de la información de tipo legal y administrativo, se les evalúe la viabilidad de su proyecto empresarial teniendo en cuenta las llamadas “cinco fuerzas de Porter”.

8.      Se debe redefinir la actual política de subvenciones públicas evitando todas aquellas que no respondan a medidas de apoyo social a los más necesitados o a la mejora económica del país (medida en términos de crecimiento del P.I.B.).

 

Y hasta aquí mis propuestas para un cambio en la Política Económica española. Opino sinceramente que si se controla la ineficacia de las actuales inversiones públicas y se redefine la política de subvenciones se estarían obteniendo los recursos necesarios para llevarlas a la práctica y redundarían en un aumento de los niveles de empleo en nuestro país que, a su vez, generaría mayor recaudación fiscal y, en breve plazo, un crecimiento del P.I.B. con una significativa limitación de los sufrimientos por los que está pasando la mayoría de la población española.

Gracias a todos por aguantar el rollo hasta aquí.